Amig@s del blog

lunes, 24 de mayo de 2010

Doña Conrada Castañeda García.Hasta siempre Amiga Mía.Estás en mi corazón.












Hace un poquito más de 30 años que la conocí.

En todos estos años,fue naciendo , creciendo y madurando una muy hermosa amistad,de la cual
me siento infinitamente agradecida a MI padre Dios,por haber tenido la dicha de ser merecedora de ese gran privilegio.

Hace 30 años era una persona muy activa,trabajadora,y cuando la iba a visitar,en compañía de su cuñada,mi amiga doña Silveria Pérez González ( +), nos atendía de un modo tan cariñoso,tan solícito, y platicabamos,y nos narraba de cómo había recorrido casi toda la República Mexicana; decía...nada me falta de conocer de mi querido país.Recordaba el modo de preparar infinidad de platillos de nuestra cocina mexicana.Aprendí muchas recetas ,si tenía alguna duda,con gusto me explicaba.
De todos esos años compartidos en platicas cariñosas, elaboré un relato que escribí en primera persona, donde resumí algo de sus experiencias de vida,algo de lo mucho y valioso que me narraba.
Tuve la oportunidad de leerlo para ella y su apreciable familia,y se que les agradó.

Aquí lo comparto con ustedes:






AUN ESTOY DE PIE

Vivíamos cerca de Toluca.
Mi abuelo era un terrateniente, pesaba en la región. Viudo, y con 3 hijas; una de ellas, era mi madre, casada, y con 4 hijos, 2 mujeres y 2 varones.
En la hacienda, había tapancos, chaparritos, donde al frente se almacenaban, los costales de mazorcas de maíz, y al fondo, tapados por la cosecha, los costales de las monedas de oro.
Se vino el tiempo de la revolución.
Y con ella, los grandes cambios. En todo el territorio nacional, y afectándonos, directamente a cada familia.
La hacienda fue saqueada.
A mi abuelo, se lo llevaron, a empujones y culetazos, y jamás se volvió a saber de el.
Mis padres, nos habían llevado, a refugiarnos con unos padrinos.
Pues hasta allá llego, el brazo de la leva.
A mi hermano mayor, lo reclutaron.
Mi madre, suplicaba llorando, no se llevaran a su hijo. El sargento de aquel regimiento, le prometió, en un año, darle su licencia.
Mi madre hablo con sus hermanas. Porque después de todo, un hijo es el mayor tesoro, que puede existir en el mundo; y de común acuerdo, les firmo papeles, donde les cedía cualquier derecho, que le correspondiera como hija, de las vastas propiedades, que su padre, había acumulado, en toda una vida, de arduo trabajo.
Necesitaba ser libre, de cualquier obligación, de cosecha, recolección, almacenaje, o papeleos legales.
Mi madre se fijo la meta, de seguir a su hijo mayor, por todas aquellas regiones, donde el destino llevara a mi hermano.
Así anduvimos todo el primer año del reclutamiento, apoyados por mi padre, que nunca abandono a mi madre, en sus justos reclamos.
Llegándose el plazo, se presentan mis padres al cuartel, y piden hablar con el sargento.
Al pasarlos a su oficinita, mi madre le dice a bocajarro: ya se cumplió el año, entrégueme a mi muchacho.
El sargento, socarrón, con su sonrisita autosuficiente, le respondió: señora, el ya no es hijo de familia. Ya tiene obligación, ya tiene su mujer.
Déjelo hacer su vida, y usted, ocúpese de la suya.
Mi madre no se perturba, ni se acobarda. Y le contesta:
Sargento, que acaso, porque usted se caso, ¿ya dejo de tener madre? Bajo el sargento la cabeza, y mesandose los cabellos de sus sienes, le promete a mi madre, un “ya veremos como le hacemos, jefecita, ya veremos”.
Y es al cabo de 2 años, que mi hermano, su licencia consiguió, en el poblado de Mamey, en Veracruz.
Las suplicas de una madre, nunca caen en saco roto. Cuando le preguntaban, a mi madre, si guardaba rencor, por todos los sufrimientos pasados, respondía que no.
Porque el amor y el odio, es un común de dos; la mitad es tuya, y la otra mitad, es del que odias o amas. Y las cadenas del odio, son muy pesadas al cargar.
Si meditáramos detenidamente en esto, agregaba mi madre, no nos permitiríamos, ni siquiera el pensamiento, de hacerle un mal, a un semejante.
Ya sin el pendiente, de mi hermano, decidieron mis padres, establecerse, en unos terrenos, cerca de la playa de Miramar.
Como no estábamos acostumbrados a la brisa salobre, ni a los rayos directos del sol, nos salieron unas grandes quemaduras, que se nos aparecían en forma de ampulas primero, para posteriormente reventarse, en un despellejamiento, que hacia, que nos doliera y ardiera al mismo tiempo, la piel de cara, espalda y brazos.
Eso lo combatíamos, aplicándonos el polvo de haba, que se expendía en la botica.
Hasta que nos aclimatamos.
En esas fechas, solo existían 3 balnearios, el de Villas del Mar, el Sardinero y el Palermo.
Posteriormente, se edifico el balneario “el Casino Miramar”.
Su propietario, estaba en sociedad con una cooperativa. Era güero, alto, grande y chapeado.
También era dueño, del restaurante Madrid, que se ubicaba donde después fue Woolworth. Y de otros negocios, como el Yaqui, y el club Bristol.
No tenia trato directo con los empleados, porque comentada; yo no mando aquí, en tal o cual negocio, para eso esta el gerente.
Además de que era muy sencillo, porque reconocía que la mayoría de sus ganancias, en los negocios, se iban en pagar los sueldos de sus trabajadores, desde gerentes, contadores, cajeros, y así, hasta abarcar todo el escalafón. Mas los impuestos, que por ley, se pagan. Y el reabastecer, de todo lo necesario cada negocio; dejaba solo un polvito, un poquito de plata, que era lo que le tocaba a el.
En el balneario “Casino Miramar”, los domingos había tertulias, de las 4 de la tarde a las 12 de la noche. Tenia la construcción, de madera, forma rectangular.
En la parte inferior, se ubicaba el salón de bailes, la cocina, la cantina, y el área de rentas de trajes de baño. En la parte superior, se ubicaban 2 departamentos al frente, mirando al mar, 2 a cada lado, y 2 al fondo; en total eran 8 departamentos.
Todo estaba tapizado, con gruesas y mullidas alfombras. Menos, la pista de baile.
Todo en el casino era lujoso y caro.
Los refrescos, de soda negra, que costaban por lo regular, 15 centavos, en las tienditas, del centro de Madero; en el casino se cotizaban en 5 pesos.
El lugar era muy confortable. Contaba con luz eléctrica. El agua se extraía de un pozo, que se almacenaba, en un tanque, que se localizaba, a unos 18 metros del balneario. El tanque era del tamaño, de una caseta, y del cual, llegaba al casino, el agua, por medio de tuberías, que enterradas, varios metros, bajo la arena, imposibilitaban, que fueran motivo de rompimiento, de la captación de belleza del lugar.
El balneario, era tan reconocido, a nivel nacional, que se hospedaron en el, grandes personalidades, de los ámbitos artístico, económico y político.
Como Portes Gil, que se hospedo por todo un mes.
Y Calles por unos días.
Remataba el balneario, con un muelle, que descansaba, en unos gruesos pilotes, de vía de ferrocarril, recubiertos de concreto.
El muelle, media unos 200 metros de largo, y daba hasta el mar.
Al final, contaba con una caseta, donde se vendían refrescos.
Una noche, que paseábamos por el muelle, mi hermana y yo, con luna llena, vimos que venían, del lado del mar, dos personas. Parecía, que sus pies no tocaban el piso de madera, de aquella extensión del balneario.
Mi hermana, empezó a temblar, y me pedía, que corriéramos hacia el casino, donde siempre había muchos clientes.
Yo, que siempre le llevaba la contraria, para demostrarle que no tenía miedo, me tendí en el piso, atravesada al paso.
Así, obligaría, a aquella pareja, ya sea a detenerse, ya sea para echar abajo el truco, del que se estaban valiendo, para asustar a mi hermana.
Mi hermana me jaloneaba. Y ya estaba llorando, con sollozos entrecortados.
Yo le decía, espera y veras.
Faltando, unos 10 metros, para llegar a donde estábamos, esa pareja, se esfumo en el aire, como unas bolas de humo, sin dejar rastro alguno.
Mi hermana gritaba:
¡Ya sabia yo, que no eran de este mundo!
Y yo la calme, al contestarle:
Pues si no lo eran, miedo nos tuvieron, ya ves, como prefirieron desaparecer, a toparse con nosotros.
Y continuamos con nuestra vida, cerca de la hermosa playa de Miramar.
Mis hermanos, no estudiaron en escuela, pero era mucho su saber.
Siempre los veíamos, con uno u otro libro, bajo el brazo, rumbo al trabajo, a su casa.
Y así es, como formaron su educación.
Uno era presumido, el otro calado.
Pero, con un gran corazón, mis dos hermanos varones.
Mi madre haciendo rendir el gasto. Bajo el lema:
“el dinero, ni todo guardarse, ni todo gastarse. Y no se debe uno gastar hasta el ultimo peso, porque dinero, llama a dinero”.
Todos nos casamos, yo forme una familia, y tuve dos hijos.
Mi marido, construyó, una casita de madera, al fondo del solar de mis padres.
Y llegó un tiempo, muy malo, con avisos de ciclón.
Corría el año de 1933, y venia un ciclón.
Mis padres, hermanos, y mi esposo, sacaron lo de más importancia, de nuestras casas; lo llevaron a casa de unas amistades.
Yo me quede, con una sobrina, a terminar de checar, que no hubiéramos pasado por alto, algo que después, no pudiéramos reemplazar. Ya las casas, habían sido amarradas, con gruesos mecates sus techos, y sus ventanas, clausuradas, con tiras gruesas de madera.
Teníamos, la certeza, que vendrían nuestros esposos, a recogernos.
Los que llegaron fueron los soldados.
Traían órdenes estrictas.
Nos dijeron….. Si están esperando, que vengan por ustedes, sus familiares, no podrán hacerlo.
Porque, ya esta prohibida la entrada a estos terrenos.
No venimos a pedirles, que se salgan, por favor. Venimos a exigírselos.
Solo nos permitieron, sacar un tenatito, con ropa, la más indispensable. Y nos recomendaron, llevarnos una cazuelita, que contenía arroz, ya guisado, y una garrafita, con agua de tomar.
Ellos sabían que vendrían, tiempos muy difíciles, con desabasto de alimentos y agua.
Nos llevaron a un inmenso galeron, donde ya había más familias.
Durante el ciclón, los balnearios sufrieron destrozos tan grandes, que nunca pudieron recuperarse.
Se terminaron sus días de gloria.
De nuestras casas, que estaban ubicadas, cerca de la playa, ni los cimientos quedaron.
Estábamos tan estupefactos, de mirar solo arena, donde antes, eran nuestros hogares, que no podíamos ni llorar.
Fue, nuestra madre, la que, con entereza, nos señalo, las pautas a seguir.
Se reunieron los ahorros, de toda la familia; y se compró un gran solar, en el centro de ciudad Madero, donde todos edificamos, nuestros nuevos hogares.
Ahora, que han pasado muchos años, me alegra que mis hijos, nietos y bisnietos, hayan podido estudiar, trabajar y seguir adelante.
Y soy tan feliz, al constatar, que Dios, siempre nos proveerá, de casa, vestido y sustento.
Por eso, cuando escucho a alguien “quejarse de la situación”, le digo, si Dios te ha protegido hasta el día de hoy, ¿Por qué no confías en que continuara haciéndolo?
Y remato con un, tengo 95 años, y ni un solo día de mi vida, he sentido, que me falte el Apoyo Divino.


AMIGOS, DOÑA CONRADA CASTAÑEDA GARCIA VIUDA DE GONZALEZ AHORA VIVE EN LOS AMOROSOS BRAZOS DE NUESTRO SALVADOR CRISTO JESUS.

SU RECUERDO BRILLA COMO UNA GRAN ESTRELLA EN MI CORAZÓN.

Si,reconozco,me duele saber que ya no podré verla,abrazarla,darle un beso de bienvenida y uno de despedida,me duele no platicar con ella,me duele no poder pedirle un consejo,me duele no mirar sus ojos que me veian con tanto amor,me duele no escuchar su voz,me duele no recibir su bendición cada que me despedía de su presencia.

ME CONFORTA SABER QUE QUIEN LE DIO LA VIDA LE HA DADO EL DESCANSO ETERNO.

Amigos, muchas gracias por las veces que oraron por la salud de mi amiga Doña Conrada.

La familia de doña Conrada Castañeda García de González también les manda las gracias,

se han sentido fortalecidos con sus oraciones.

En las ETIQUETAS pueden visitar otros post (donde está su nombre hacer click por favor )

donde podrán conocer un poco más de mi amiga Doña Conrada.

AMIGOS,RECIBAN UN ABRAZO DE SU AMIGA MARUCHA.

GRACIAS POR ESTAR AHI.

QUE DIOS LOS BENDIGA.

lunes, 17 de mayo de 2010

Amigas



Mis amigas Nora y Adelita, en una reunión familiar,

bromeando,riendo,pasandola muy bien.

Quien tiene amigas, y yo me precio de tener amigas y de ser amiga,

pues es una persona con un gran capital humano.

Bueno,es como haberse sacado la lotería sin comprar boleto,

es haber encontrado un pozo de agua en un desierto,

mejor aún,un expendio de sodas y aguas frescas en el mes de mayo.

es tener el corazón del tamaño del mundo.

es ser feliz,feliz y muy feliz.

incluyo a mis amig@s de la red.

para todos un gran abrazo.

Amistades